Lo que no mata te hace más fuerte
- Friedrich Nietzsche -
En septiembre 1988, entré en sexto al Colegio de los Jazmines, antes llamado Santa Margarita. Personalmente creo que el nombre de jazmín es mejor porque antiguamente había campos de jazmín en este lugar. Grasse es la ciudad mundial del perfume y su jazmín tiene un aroma único. Se utiliza especialmente para el Channel Nº 5 que contiene 80% de jazmín.
En el Colegio, yo era visiblemente el más delgado. Recuerdo el bolso mochila loco. Era mucho más ancho que yo y pesaba su peso. Cuando había mistral (viento) demasiado fuerte, por lo menos me mantenía en pie. Ya tenía problemas de equilibrio y no tenia buena mina!
Precisamente es en este periodo que las jóvenes y hermosas chicas empezaron a llamarme la atención ! Pero yo prefería pasar el tiempo en el sillín de mi bicicleta, por lo menos ella no me juzgaba. Al igual de todos los jóvenes, quería parecer a Jean Claude Van Damme, Sylvester Stallone, o Bruce Lee... Este último fue quien me introdujo al nunchaku, esos mazotes de dos ramas que utilizaban los campesinos en el Japón medieval para la cosecha de arroz, conectado por una cadena o una cuerdecita. Poco a poco desarrollaron técnicas para hacer una formidable arma de lucha. En sus películas, "El juego de la muerte", "El furor del dragón" y tantos otros, lo que me gustaba en Bruce Lee fue su flexibilidad, su rapidez y su musculatura bastante fina. Me ilusionaba de pensar que yo era un profesional en artes marciales, pero en realidad estaba bien lejos de la cuenta.
Ya tenía este paso tambaleante característico de las personas que tenían la misma enfermedad que yo, y asociada a las graves pérdidas de equilibrio y coordinación. Pero ya en esta época prestaba una atención particular a mi parecer, la forma de vestirme, y de peinarme. Intentaba siempre de vestirme a la moda. Estaba interesado por todos los deportes y por supuesto el ciclismo (Pedro Delgado, Laurent Fignon, Greg Lemond, Claudio Chiapucci, Miguel Indurain, Richard Virenque etc...)
De todos modos era un estudiante serio pero un poco soñador. Exageradamente no debían burlarse de mí, porque de lo alto de mi metro veinte y ocho era muy belicoso. Doblé mi quinta y entonces preferí dirigirme hacia un cuarto y una tercera tecnología. Tal vez he hecho bien, porque hay muchos más cursos donde se utiliza mas el ordenador. Recuerdo que a veces los mayores de la tercera, se divertían intentando amedrentarme. Estos tontos me esperaban abajo de las escaleras, burlándose de mi andar incierto, y tratando de cortarme el camino.
Por lo tanto, a pesar de que ellos hacían tres cabezas de mas que yo, bajaba la mía para meterles un cabezazo comparado al que Zidane dio más tarde, aquel bolazo en final del Mundial de fútbol en Alemania de 2006. Desde entonces este triple tonto, después de aquel cabezazo que le di no vino mas a importunarme, mira qué casualidad loco tuvo que hacerle daño...
Adolescentes en el colegio, nos divertíamos encontrando sistemáticamente el pequeño detalle o defecto para provocar la risa. Habíamos tomado en broma de burlarnos de la cara de algunos profesores. Recuerdo mis memorables risas locas. Por ejemplo, tuvimos una profesora de inglés la Sra. M, que a veces por la mañana, en pleno invierno vino en clase usando su gorra de lana y cuello alto. Una vez, el 2 de mayo, uno de mis compañeros empezó a decirle, no sin humor "señora, que bien le va su gorra! Y ella replicaba: "pues sí, en invierno pongo la gorra y trato de no coger el coche, porque tengo miedo de partirme la cara debido a la tormenta de hielo!" En realidad quería decirnos "Como hay hielo y que hace frío, vengo a pie". Estábamos todos muertos de risa por su manera de hablarnos. También fue el profesor de música que tenía gestos algo femeninos, tu sabes a lo que me refiero?... El enseñaba en los famosos cursos de solfeo y flauta. Un día, se vino vestido de un pantalón blanco muy ajustado, se podía adivinar que no lleva ropa interior. Sabes entre nosotros, no le sirve para nada de venir así, excepto si hace una carrera profesional como un flautista. Algunos profesores decían que la flauta es un instrumento que es fácil de transporte y que no cuesta caro. De todos modos, sería difícil venir al curso con un piano... Un profesor de ciencia física era completamente loco, y le hedía la boca de verdad. Cuando él explicaba algo, conforme se acercaba de nosotros, su aliento era fétido.
También durante los cursos de francés, se iniciaban batallas de gomas o de cerbatana, esto cuántico el profesor se volvía para escribir en la pizarra.
En definitiva en esos tiempos necesitábamos poca cosa para delirar, todos éramos iguales.
Quien dice delgado, dice facultades de pasar por todas partes. Tenía tendencia a arrastrarme furtivamente a través de las diferentes rejas del instituto. Un día, llegamos a un curso en compañía del profesor de gimnasia Sr. B que me cogió intentando pasar a fuera. Sólo me recordó el reglamento y me reprendió con esta frase: "no tienes que salir del instituto, soy responsable de ti!". Recuerdo un día, alguien había cometido un error y se dio cuenta. Detuvo toda la clase, y nos dijo: "Quiero saber los nombres de los responsables, de lo contrario castigaré a todo el grupo!" Nos castigo con una disertación sobre las reglas de balón mano, un fastidio para todos.
A pesar de todas mis absurdidades, era bastante afortunado por disponer de una gran memoria. Una mañana, estando en el curso de francés me puse a revisar tal un monomaníaco, memorizando mi lección de historia... Tenía un control justo después. Resultó que tuve 16/20. Disponía de una buena capacidad intelectual, podría haberla usado un poco más. A esa edad, no había ya nada más que la bici que me interesaba, quería sobresalir entre los otros. Siempre tuve la sensación incontenible de tener una enorme frustración, de no estar a la altura, pero enganché sin tregua.
No sabía cuál era este mal que me roía poco a poco. Tuve que pasar por un sinnúmero incalculable de pruebas médicas en los hospitales. Luego fui seguido por un neurólogo Dr. M, que trabajó en Grasse. Él, también de ninguna manera, había conseguido poner un diagnóstico claro. Por lo tanto, me envió en consulta al hospital de la Timone de Marsella a ver el profesor K, uno de los mejores neurólogos en Europa... Él tampoco no había podido hacer un diagnóstico correcto de mi estado. Me recuerdo muy bien de la mayoría de esas bellas enfermeras, que se ocuparon de mí. Había una que me entro en el ojo, y me llamó la atención, por eso me atraen tanto las chicas bomboneras color chocolate. Ellas eran adorables (deben ser así, sea lo que sea) y dulces.
Es solamente a mis 18 años, que un profesor en genética, el profesor D. pudo hacerme una biopsia en el músculo izquierdo de la pierna donde llevo la marca para siempre. Tenía que tener los 18 años cumplidos para tener la autorización de analizar el pedacito de musculo.
Sin embargo, sigo con mis actividades físicas, me muevo continuamente, es que no me gusta estar encerrado en casa sin hacer nada.