Hay que reír antes de ser feliz, por miedo a morir sin haber reído
- Jean de La Bruyère -
En memoria de mi abuelo paterno, era mi segundo superhéroe que cuidaba en nuestra bella familia. Cuando yo era niño pensaba siempre : "es imposible, un superhéroe no muere". Él ascendió al cielo, seguramente que allí hay un taller de escultura porque mi tío, justo antes de su entierro le introduzco una navaja en su bolsillo. Así nos podrá fabricar cosas con energía de sobra.
La dulce Alondra con su tira-lira!Lira-lira! Y tira-tira- tiraliralan!, tira hacia la bóveda del cielo, tomo su vuelo hacia este lugar vira y desea decir: adiós, adiós.
- Guillaume de Salluste, Señor de las Bartas -
Igualmente, él maneja los hilos para interceder en nuestro favor. Me decidí a consagrarle este capítulo. Seguramente que las personas que no me conocen, a lo mejor se aburrirán un poco, pero debo decir que sin él no hubiese podido tener el coraje de afrontar mi enfermedad. También pienso en mis abuelos maternos y mi tía, hermana de mi madre, también desaparecida, 15 días antes de mi abuelo, después de una porquería de cáncer.
Pedro Abad, es su pueblo de nacimiento, cerca de una de las grandes ciudades andaluzas, Córdoba. Estamos en 1925. Nació el 2 de mayo. Fue el quinto de una familia de seis hermanos y una hermana. Criado desde su precoz edad en unas condiciones muy difíciles, falta de alimentación, sin calefacción en invierno, sin agua corriente, pero tuvo una vida feliz. Es probablemente al inicio de su vida que comenzó a ser también un ganador.
No quiero detallar toda su vida, pero para rendirle homenaje, cuento un poco las razones de su venida a Francia. En su juventud, combatió el régimen despótico del tiránico dictador Franco, y como él era delegado sindical en una grande fabrica de fundición, tuvo que salir apresuradamente de su Andalucía natal, dejando esposa e hijos sin decirles nada. Era una situación ardiente. La guardia civil le persiguió
durante cuatro días. Se alimentaba mediante el trabajo en los cortijos. A la frontera francesa lo arresto la policía nacional francesa y fue además encarcelado, como clandestino sin documentación, en la prisión de la Santé de París, donde pidió asilo político...
Mi padre, el mayor de 8 años de edad, tuvo que permanecer algún tiempo en un hogar de crianza, aquí en Francia, con el segundo y el más pequeño de 3 años. Imagínate, no sabían nada de francés. Aprendieron todo en la escuela. Después de todas estas aventuras, la familia se reunió en el sur de Francia, bajo el caliente sol de Pégomas. En 1968, bajo mejores auspicios, nace mi cuarto tío...
Cuando nací, yo fui su primer nieto. ¿Recuerdo cuando me decía "vamos a jugar al futbol"? Con sus piernas arqueadas tiraba al balón muy fuerte, pero con la punta de los pies y con un estilo poco académico, entonces podía ponerse a correr de golpe.
Cuanto me divertía con mis primos y tíos!. Cuando le salía su risa loca se volvía todo rojo y luchaba para encontrar una respiración normal. Sin embargo mi abuelo era de constitución muy fuerte. Mi abuela me contaba a menudo que en su juventud él conseguía raramente estar refriado mientras que toda la familia estaba mala. De constitución robusta, tenía unas grandes manos gruesas, acostumbradas al trabajo manual, como las de un albañil. A su jubilación él comenzó a hacer muñecos, reproduciendo los personajes de dibujos animados con tela rellena de serrín y luego los pintaba en color, no sé cómo. Le gustaba hacer esculturas de madera. Lo que hacía muy bien, eran los bastones, que más tarde vendió en gran cantidad. He guardado uno en mi dormitorio. Mi abuelo esculpía bastantes cosas abstractas. Al intentar reproducir un animal, resultaba difícil distinguir la cabeza de la cola... Yo estaba muerto de risa cuando se encabezonaba con su franco-español "pero si es un pájaro con el pie aquí." Y no se le debía contradecir, si no se encabezonaba todavía más. Tenía un carro, con un antiguo radio casete en el tablero de instrumentos. La música española nos la ponía a fondo el sonido, como esas que él amaba tanto... Para salir fuera de su casa en coche, había un sendero muy empinado. Subía la cuesta a fondo en primera y se podía oír el alboroto desde lejos. Hacia las cosas con poca delicadeza, algo bruto, pero parecía tan bueno y le iba tan bien! Amaba seguir el tour de Francia
en la tele, especialmente "EL Indurain" el campeón ciclista ibérico. Incluso me compré el traje completo de sus patrocinadores.
Yo a menudo pasaba por Pégomas durante mis entrenamientos, para pasar algún tiempo con ellos. Recuerdo que una vez, me quedé a dormir 3 días y lo aproveché para subir el ascenso del Tanneron, a la salida de Pégomas. Solo un reto solitario, para demostrarme a mí mismo que tenía fuerza al pedalear. Al llegar arriba me convidé a un chocolate caliente, y desde un teléfono público, llamé a mi abuela para decirle que no se preocupase. Antes de iniciar el descenso, se me ocurrió ponerme una hoja de periódico debajo de la camiseta, para preservarme del frío. ¡Es un gran descenso, pero hay que tener cuidado! Si la carretera está mojada, puede resbalar en invierno!
Cuando iba a rodar sobre el anillo de velocidad de Cannes la Bocca, me paraba al regreso cada vez en casa de mis abuelos. Mi abuelito había probado mi primer handbike pero por supuesto estaba un poco embarazado con su barriga porque mi bici estaba hecha a mis medidas. A los 21 años yo pesaba sólo 47 kilos por 1, 60 m. ¡Un escalador de bolsillo! Incluso asistió a mi primer medio maratón y fue en Cannes. Me decía: «Vamos, vamos, vamos» en cualquier época del año con su bastón y un sombrero en la cabeza.
Los últimos meses de su vida, los vivió con mi tío ya que mi abuela necesita ayuda. Mi abuelo tenía un comienzo de la enfermedad de Alzheimer con la edad 88 años, un principio de demencia senil bastante normal.
Todos los días van a la muerte, el último lo consigue
- Montaigne -
Todo fue muy rápido. Principios de diciembre de 2013 hizo una pequeña caída, seguramente tuvo un comienzo de accidente vascular cerebral porque tenía todo el lado derecho inerte. Fui a verlo por la última vez el 1 de enero de 2014. Era yo el único de sus nietos que reconoció bien. Tenía problemas para hablar y verme. Siempre recordaré sus grandes ojos verdes marones llenos de ternura, un rostro demacrado y cansado. Venia de hacer una mega siesta de 5 horas. Unos días más tarde, él se apago muy despacito, calentito en su cama, rodeado de sus seres queridos. El día de su funeral, temprano por la mañana, a las 8h30, porque el empresario de pompas fúnebres no podía más tarde, estaba lloviendo y hacía frío. Un día de circunstancias. Habían instalado el cuerpo de mi abuelito en medio de la sala de estar, quitaron el sofá y la mesa baja. Doy gracias a mi tía y mi tío, que han tenido la delicadeza de pedir a los empleados fúnebres de bajar el ataúd, para que yo pudiera verlo una última vez. El estaba vestido de una camisa azul y una chaqueta, envuelto en una especie de sábana hasta el pecho con las manos a lo largo del cuerpo.
Toda la familia estaba alrededor y yo era el más cercano.
Quería tocarlo por la última vez. Mi tío me tomó la mano y me la puso unos momentos en su frente. Es raro, comúnmente no he oído sollozar tanto en un espacio tan estrecho. Yo que soy habitualmente muy sensible, no lloraba. Se produjo una extraña sensación, cundo instintivamente puse mi mano sobre su hombro e inmediatamente sentí una gran emoción. Mi abuela entonces se acerco a mí. Ella estaba llorando (pues ellos se casaron desde hacía más de 60 años). Me vi de niño cuando caminaba por la ciudad y que mis abuelos me daban la mano.
Me quedé fuerte, orgulloso de mis orígenes españolas, y de toda su valentía que emanaba de él. Fuera de mí, dejarme sumergir por la emoción, por mi abuela no ¡y cómo! Yo tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no fluían. "Ale, ale eso no es nada, no llores chico". A veces tengo como un flash o siento su presencia. Cuando digo sentir, es realmente sentir, un olor que me recuerda la casa de mis abuelos o el jardín, o su taller de escultura. Tal vez es mi sentido del olfato desarrollado y también el infinito amor que tenía para él. Ahora es hacia mi abuela, a quien tendré que ofrecer todo mi amor.
Ella tiene un sagrado humor. Hace unos meses llegó a casa una semana después de regresar de España. Estábamos hablando fuera, y empezó a hojear un catálogo de ropa interior para mujeres. Cayó sobre unas bragas o strings sabes como se dice (taparrabo)? Y le pregunta a mi madre: "Bueno y esto, está bien esto?" y mi madre respondió: "sí pero estas segura que suportaras el hilito en tu trasero?" yo me ría tan fuerte que me dolía la barriga...Espero que a mi abuela les quede algunos buenos años que vivir y a mis padres también. Ahí tienes, se trata de estas pocas líneas que dedico a mi abuelito, él era el patriarca de nuestra familia."Te quiero abuelo, tengo tu fuerza. Nunca te olvidaré".
Los grandes hombres mueren dos veces, una vez como hombres y otra vez como grandes
- Paul Valéry -